En este blog ya hemos mencionado, en numerosas ocasiones, los daños que el exceso de estrógenos puede provocar en nuestro organismo. Son muchas las mujeres que sufren sus consecuencias y, si queremos preservar y mejorar nuestra salud a corto y largo plazo, debemos conocer cómo podemos evitar el exceso de estrógenos.
Frenando la aromatasa (y no acelerándola)
La aromatasa es una enzima que tiene un papel crucial en la fabricación de estrógenos. Es la encargada de convertir los andrógenos (hormonas masculinas) en estrógenos (hormonas femeninas); sin esas hormonas masculinas no podemos fabricar estrógenos.
Los órganos y tejidos que fabrican estrógenos a través de la aromatasa se encuentran en múltiples zonas del cuerpo. En etapa fértil los ovarios son el principal fabricante de estrógenos, aunque también en las células grasas (adipocitos) se expresa especialmente. Esto significa que, si tienes sobrepeso o mucha grasa serás una fábrica de estrógenos.
Las mujeres en menopausia tienen menos estrógenos circulando ya que los ovarios han dejado de fabricarlos, pero la aromatasa seguirá fabricándolos localmente en otros tejidos como arterias, huesos, grasa, cerebro, etc. La mujer menopáusica no puede bajar la guardia, ya que puede tener exceso de estrógenos de forma localizada como en las mamas.
Los órganos, como las mamas, pueden fabricar estrógenos sin que se refleje en un análisis de sangre. Una analítica de sangre no es suficiente para valorar los niveles de estrógenos.
La aromatasa la mantenemos equilibrada cuando:
- Evitamos los factores que la aceleran: niveles elevados de insulina, leptina, cortisol y tóxicos ambientales.
- Frenamos su producción: evita el sobrepeso y obesidad, el consumo de azúcares e hidratos de carbono refinados.
Reduciendo los alimentos y los tóxicos con función estrogénica:
Los alimentos que aumentan directamente los niveles de estrógenos son, principalmente, el café, los lácteos y derivados, la soja y derivados, el alcohol como el vino y la cerveza, y los alimentos que hacen aumentar la glucosa de forma brusca como los azúcares, los edulcorantes y, en especial, el trigo.
Por otro lado, los tóxicos a los que estamos expuestos toda la vida a través de la comida, el aire y nuestro entorno juegan un papel importante en nuestra salud. La exposición constante a tóxicos ambientales puede desencadenar enfermedades autoinmunes, degenerativas, sensibilidad química múltiple, fatiga crónica, fibromialgia, diabetes, alteraciones de la tiroides, infertilidad, alteraciones hormonales, neurológicas y cáncer.
Aumentando los transportadores de estrógenos
Los estrógenos circulan por nuestras arterias libremente o acoplados a un transportador. Cuando lo hacen con transportador son una maravilla, ya que libres pueden unirse a sus receptores activándolos en exceso. Es decir, estos transportades regulan la cantidad de hormonas libres circulantes. Cuantos más transportadores tengamos, menos estrógenos libres y menor actividad hormonal habrá.
Necesitamos que el hígado fabrique transportadores para evitar sufrir enfermedades por exceso de estrógenos y de andrógenos.
Los factores que influyen en la cantidad de transportadores son:
-Hormonas tiroideas (T3 y T4) aumentan los niveles de transportadores.
-Estado metabólico: la resistencia a la insulina, la inflamación, el sobrepeso y la grasa hepática.
-Factores nutricionales: glucosa, fructosa, ácido palmítico y dietas ricas en proteínas reducen los niveles de transportadores.
-Edad: cuanto más viejos, más transportadores y menos hormonas libres.
-Vitamina D: los aumenta.
-Ejercicio físico: los aumenta.
Frenando los receptores de estrógenos
Los estrógenos libres se unen a los receptores de estrógenos que tienen nuestras células para que hagan su función. Los estrógenos que fabricamos junto con los tóxicos y los alimentos con funciones estrogénicas circulan por nuestro cuerpo y se unen a estos receptores y, por tanto, tienen actividad biológica.
Algunos de estos receptores se encuentran en tejidos como mamas, testículos, útero, placenta, ovarios, hipófisis, huesos, hígado, corazón, riñón, glándulas adrenales y tejido adiposo. Tener receptores demasiado activos conlleva una peligrosa proliferación celular.
Ayudando al hígado
Eliminamos los estrógenos a través del hígado, pero este no será capaz de hacerlo si no se encuentra en buen estado.
Regulando el intestino
Los estrógenos que han podido ser eliminados por el hígado y que tenemos inactivos, se eliminan definitivamente a través de la orina y las heces principalmente. Los que se eliminan por las heces tiene dos posibles destinos según la salud de tu microbiota: puedes eliminarlos adecuadamente o reabsorberlos en el intestino y acumularlos de nuevo en la circulación sanguínea. Este proceso de reabsorción es un círculo vicioso que sobrecarga el hígado y acumula más estrógenos.
El estado de nuestra microbiota es fundamental para gozar de un buen equilibrio hormonal.