El 80% de las mujeres experimentan, en algún momento a lo largo de su vida, algún tipo de infección o molestia íntima. Al menos en el 50% de los casos lo sufren más de una vez.
Nuestro organismo tiene un mecanismo de defensa que nos protege y nos mantiene en estado de confort.
Este sistema inmune podrá variar a lo largo de las distintas etapas de la mujer, dependerá en gran parte de nuestras hormonas
La vagina tiene un sistema de protección indirecto ya que está recubierta por un tejido en capas que se llama epitelio. Este, dependiendo de la actividad hormonal (estrógenos) será más o menos grande, es decir, tendrá más o menos capas. Según el tamaño del epitelio habrá mayor o menor protección.
Por otro lado, tenemos una protección más directa gracias a la microbiota vaginal. Esta está formada por un conjunto de bacterias y levaduras que colonizan la vagina y forman un ecosistema vaginal en equilibrio.
Dentro de nuestra propia flora vaginal tenemos bacterias patógenas u oportunistas. En el momento en el que el resto de bacterias beneficiosas bajan su concentración, hacen que esas bacterias patógenas u oportunistas crezcan muy rápidamente y empiecen las molestias, picores e irritaciones que pueden o no llegar a una infección. Dependiendo de cuanto tardemos o cuantas medidas preventivas hagamos, frenaremos en mayor o menor medida su afectación.
La importancia de los lactobacilos:
La flora de la vagina se compone mayoritariamente de Lactobacilos, estos producen ácido láctico, por lo que mantienen el pH ácido en la vagina y crean un entorno hostil para los microorganismos patógenos.
En función de la actividad estrogénica se liberarán más o menos estrógenos que enriquecen todas nuestras mucosas con glucógeno.
El glucógeno hace de sustrato a los lactobacilos, es decir, se alimentas de glucógeno y fermentan en ácido láctico y peróxido de hidrógeno generando un pH ácido (3,8 – 4,5).
El entorno ácido facilita, a la vez, el crecimiento de lactobacilos e inhibe el crecimiento de bacterias dañinas.
Es así, en situaciones normales, como mantenemos la zona íntima en confort y con una microbiota vaginal en equilibrio.
Es decir, gracias a una microbiota estable mantenemos nuestro pH ácido y, por tanto, protegido de microorganismos patógenos.
El pH vaginal:
En las distintas etapas de nuestra vida no siempre tenemos el mismo pH, ya que no siempre tenemos la misma concentración de estrógenos o, incluso, no tenemos.
Hay épocas en las que no tenemos estrógenos (infancia y menopausia), son etapas en las que el pH es más neutro (6 -7).
La época en la que sí tenemos estrógenos es en nuestra etapa fértil (etapa adulta y embarazo), son etapas en las que el pH es ácido (3,5 – 4,5).
✓ Época infancia pH 7
Debido a la ausencia de hormonas (estrógenos) la mucosa infantil es frágil, con ausencia de flora vaginal y con pH alcalino (7).
Es una época en la que no suelen haber infecciones. Lo más frecuente es que se produzcan vulvovaginitis provocadas por malos hábitos de higiene o por jabones irritantes. Normalmente, cursa con picores, molestias o enrojecimiento. La infección se puede dar si al rascar se produce herida y esta se infecta.
✓ Época fértil pH 3,5 – 4,5
En esta época ya existe acción estrogénica, la mucosa tiene un pH ácido que nos protege y favorece la población de lactobacilos. En el caso de las embarazadas el pH es aún más ácido (3,5).
A lo largo del ciclo menstrual los niveles de estrógenos varían. A mayor cantidad de estrógenos, mayor protección ya que hay más lactobacilos y a menor cantidad, menor protección.
Especialmente antes, durante y después de la menstruación bajan los niveles de estrógenos, por lo que hay menos lactobacilos y un pH más alcalino (7), por tanto, mayor probabilidad de sufrir infecciones. Es por esto que hay mujeres que dicen sufrir molestias después de su periodo ya que las bacterias oportunistas aprovechan los bajos niveles de lactobacilos.
Si tenemos equilibrada nuestra flora vaginal y tenemos buenos niveles de lactobacilos, el entorno se vuelve hostil para las bacterias oportunistas o patógenas.
✓ Época menopausia pH 7
Debido a la ausencia de hormonas estrogénicas la mucosa es frágil y con pH alcalino (7).
Es una época en la que no suelen producirse infecciones vaginales. Las infecciones más frecuentes son las urinarias. Se debe a que el canal urinario se ve acortado y la posibilidad de que las bacterias intestinales entren por la uretra hasta la vejiga, es mayor.
Una manera de mantener nuestra microbiota en equilibrio es mediante el uso de una higiene íntima con pH ácido. El uso de jabones no específicos elimina o mata parte de nuestra microbiota haciendo que aparezcan picores u otras molestias.
La alimentación también tiene una gran influencia, especialmente los azúcares e hidratos de carbono que alimentan ciertos microorganismos patógenos u oportunistas.
La FarmacÉutica y nutricionista Laura Salud nos lo cuenta
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