La vitamina D contribuye a la absorción del calcio, uno de los principales elementos que constituyen los huesos. También tiene un papel importante en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. La vitamina K2 es especialmente importante para la movilización del calcio de la sangre a los huesos, que es a donde debe llegar y evitar así que el calcio se acumule en zonas indeseadas como arterias y corazón, pudiendo causar calcificaciones que pondrían en riesgo nuestra salud.